—Si los ojos no tienen fondo, cabe más en ellos.
Flannery O'Connor. Novelas (p. 163).
No pasa nada donde debería pasar. Cuándo miró más allá de hoy veo mucho pero sólo miro recto. Imagino una carretera derechita, delineada, estrecha; sin cambios, pienso, solo el camino recto que hasta ahora conoces; sin riesgos, el imaginario, lo soñado; el punto de vista en los faros rompiendo la oscuridad del desierto y nomás el infinito de la imaginación. La noche es el espacio atravesando desde una carretera cuando el sol se va escondiendo y se vuelve parte de él, nada los divide alejandose en tu coche de un mismo punto al otro; como la simbiosis momentanea entre la tierra y las estrellas. No hay luz más que las del coche y el infinito, pero lo que te impresiona es el silencio. Que estúpidos son los humanos, murmura -¿pensé esto, o lo dije?-
Ni un solo ruido mas que el bullicio en tu cabeza. Bajas los vidrios, disminuyes hasta quedar quieto. Sintinedo la inmensidad, porque es imposible comprenderla, el hamster gira la rueda en tu cabeza y la soledad de la existencia hace eco, lo escuchas porque crees que eso deberías escuchar, pero no hay nada. Piensas, pero no hay nada que pensar, porque en realidad, no existes ¿cómo podrías? ¿No lo has pensado?.
